Abstract

El traductor de términos técnicos del inglés al español se suele encontrar en una encrucijada dif\'ıcil de sortear. Debe decidir entre la transparencia semántica y la apariencia sintética del término traducido, por un lado. Por otro lado debe decantarse entre un tecnicismo más cr\'ıptico y una voz más asequible al lector medio. Con todas estas exigencias en mente, y teniendo siempre en cuenta a quién va dirigido el texto final, el denodado traductor puede optar por una traducción cero (es decir, dejar el término en la lengua original), por ofrecer un equivalente a modo de explicación o paráfrasis, por crear una voz que condense el significado de la palabra original o por inventar un término calcado del vocablo primigenio. El estudio de los neologismos crowdsourcing, crowdhacking y crowdfunding y de sus posibilidades de trasvase al español ilustra esta lucha eterna del profesional de la traducción por encontrar equivalencias sintéticas pero claras, fieles al original pero patrimoniales.

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