Аннотация
El dogma de las axiom?ticas virtudes del arbitraje administrado est?
cada ver m?s cuestionado. Las bondades y los inconvenientes del arbitraje
ad hoc o del arbitraje institucional aparecen en funci?n de circunstancias
coyunturales. Muchas empresas han preferido proceder directamente
al nombramiento de los ?rbitros y mantener la reserva estricta sobre
la controversia pues la confidencialidad de la controversia queda
mejor guardada en el arbitraje ad hoc, que en el arbitraje institucional.
El arbitraje institucional a veces se ve entorpecido por la maquinaria
burocr?tica de las entidades administradoras o por l?mites temporales
impuestos a trav?s de reglas poco realistas y breves para que el
demandante presente sus argumentos; manifiesta, asimismo, las secuelas
de una ?crisis de crecimiento? que obliga a un replanteamiento de
muchos de los dogmas que han caracterizado la pr?ctica arbitral de
los ?ltimos a?os. No puede negarse que algunos de los defectos atribuidos
a la justicia estatal se est?n extendiendo a esta modalidad arbitraje.
Las recientes diatribas contra la formalidad, costo y demora que
implica un arbitraje comercial internacional sirven como recordatorio
del peligro de institucionalizar la ADR. Esto ha condicionado, sin
duda, muchas reformas de la legislaci?n arbitral y de los reglamentos
de las instituciones arbitrales internacionales para adaptarse a
los nuevos desaf?os del Derecho de los negocios internacionales.
The dogma of the axiomatic virtues of administered arbitration is
becoming increasingly challenged. The advantages and disadvantages
of ad hoc arbitration or institutional arbitration vary to a great
extend depending on the specific circumstances of each case. A significant
number of companies prefer to nominate directly the arbitrators and
to keep confidential the dispute and they consider that such a goal
can be better achieved by having recourse to ad hoc arbitration.
The bureaucracy surrounding institutional arbitration and some formalities
and restrictions established in their rules such as those concerning
time-limits may become an obstacle to efficient litigation. Therefore
the expansion of arbitration is to a certain extent connected with
a sort of crisis. Some of the traditional drawbacks of national courts
can now also be found in administered arbitration. Both national
legislations on arbitration and rules of arbitral institutions should
adapt to the new challenges of international business practice.
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